Lo cierto es que...
Este artículo apareció en el primer número de la Revista Tiempo Animal, la cual se puede descargar gratuitamente en: http://www.tiempoanimal.org/Revista.Tiempo.Animal.01.pdf
Cuando Peter
Singer optó por
demandar a Hans
Ruesch, autor de Matanza de Inocentes,
por haberle acusado de ser un “farsante”, su decisión acabó por convertirse en
un bumerán que haría que muchos antiviviseccionistas y defensores de los
animales conocieran el papel que el “filósofo” australiano juega en el ámbito
de la defensa de los animales. La indignación que sintieron muchos
antiviviseccionistas al ver cómo Singer demandaba a Ruesch les llevó a solidarizarse con el autor
de Matanza de Inocentes,
el libro más completo que se ha escrito contra la vivisección en el que se
demanda la abolición total de la experimentación con animales por motivos
científicos y éticos. Teniendo en cuenta que Singer siempre ha ignorado los planteamientos
antiviviseccionistas científicos y que sus conferencias han sido regularmente
financiadas por la Fundación Rockefeller,
que tiene grandes intereses en la industria farmacéutica, fue comprensible que Ruesch le acusara de ser un farsante, y lo
mismo podría decirse de otros supuestos defensores de los animales de renombre
que son clones de Peter Singer en diversos países.
Tal es el caso de Jesús Mosterín,
que en España es considerado un partidario de la Liberación Animal. Quizá con
la intención de emular el éxito de Singer en el mundo anglosajón, o tal vez
porque comparte sus criterios plenamente, el señor Mosterín ha manifestado su
completo apoyo a determinadas formas de vivisección al tiempo que ha demostrado
su profundo desconocimiento de la historia de la medicina y de la vivisección.
En libros como Vivan los Animales (el título debe ser irónico, porque en
muchas ocasiones nuestro autor no muestra ningún reparo a la hora de apoyar la
muerte de los animales en los mataderos y en los laboratorios de
experimentación), Mosterín revela su auténtica ideología
viviseccionista:
“Los experimentos
dolorosos con animales vivos repetidos rutinariamente como meras prácticas de
alumnos, están prohibidos en algunos países, mientras que en otros se toleran o
incluso son mandatorios. Sin embargo hay que reconocer que algunos experimentos
sobre animales vivos son necesarios para obtener conocimientos importantes, que
a su vez pueden contribuir a la larga a evitar muchos dolores, tanto a los
humanes como a otros animales. Piénsese en las investigaciones que, desde
Pasteur y Koch, han conducido a identificar el origen de las enfermedades
infecciosas y a desarrollar antibióticos y vacunas”.
Es difícil comprender cómo Mosterín, que
no es un científico, puede realizar una afirmación del tipo “algunos
experimentos sobre animales vivos son necesarios para obtener conocimientos
importantes, que a su vez pueden contribuir a la larga a evitar muchos dolores,
tanto a los humanes como a otros animales”, teniendo en cuenta que debe saber
sin duda que ni los propios vivisectores afirman que los resultados obtenidos
con animales sean aplicables a los humanos y que las condiciones en las que se
realizan hacen que tampoco proporcionen datos relevantes para los propios
animales. De hecho, es un argumento propio de vivisectores consumados sugerir
que las torturas practicadas a los animales también pueden contribuir a
beneficiar a los propios animales. Por supuesto, no suministra nuestro filósofo
ni un solo ejemplo de algún experimento de ese tipo, mientras que Hans
Ruesch llenó Matanza de Inocentes con
innumerables ejemplos científicos de la inutilidad y la peligrosidad de la
vivisección. Además, empeora todavía más su error mencionando a dos
vivisectores que son un ejemplo de lo absurdo que es recurrir a la
experimentación animal en la investigación médica. ¿O es que el señor Mosterín no sabe que por su fe ciega en la
vivisección Pasteur fabricó una vacuna contra la rabia tan
letal que mató a muchas de las personas a las que fue administrada, y que la OMS recomendó medidas estrictamente
higiénicas para evitar padecerla, prescindiendo de la vacuna diseñada por Pasteur?
¿También ignora que Robert Koch tuvo enormes dificultades para
identificar el virus del cólera porque decidió inoculárselo a los animales, en
los que no tiene los efectos que provoca en el ser humano, y que nunca llegó a
comprender el mecanismo de la enfermedad al ignorar la importancia de las
características individuales de cada organismo humano en el desarrollo de la
misma? Probablemente el filósofo ha leído la literatura viviseccionista y ha
decidido creer lo que los propios vivisectores suelen afirmar para defender su
cruel e inútil actividad. Basta con hojear la bibliografía que consultó para
elaborar su capítulo dedicado a la vivisección para darse cuenta de que con las
referencias que menciona es lógico que haya llegado a la conclusión de que la
experimentación animal es útil para la humanidad. ¿Por qué no incluye en su
bibliografía ninguno de los escritos de Ruesch? ¿Es
posible que no los conozca? Un “filósofo” como él ha tenido sin duda acceso a
la información suministrada en Matanza que demuestra que la vivisección es un
fraude pseudocientífico, y si decide ignorar deliberadamente su mensaje es
porque, al igual que Peter
Singer, está más interesado en defender la vivisección que a
los propios animales, y si es así con razón podemos decir que es un farsante
disfrazado de defensor de los animales.